Creo, sinceramente, que en esta tarea, el entrenador
tiene una gran responsabilidad con el futuro nadador:
El cuerpo, la mente, el corazón, unida a la pasión, para
conseguir la excelencia, esa debe ser la prioridad en la enseñanza de la
natación.
El entrenador tiene que ayudarle al nadador a ser
observador, que vea y compruebe lo que hace, y que pueda éste aportar su visión
para cambiarlo.
El entrenador tiene que ayudarle al nadador a ser
generoso, humilde y a no ser orgulloso ni arrogante.
El entrenador tiene que ayudarle al nadador a
despertar su inteligencia en el agua, ayudarle a aprender y controlar sus
sensaciones, a comprender todos los conocimientos y técnicas posibles.
El entrenador tiene que ayudarle al nadador a buscar
soluciones en las dificultades, aprender juntos en esa apasionante tarea y
ayudarle también a que sea feliz en su vida y en su deporte.
El entrenador tiene que ayudarle al nadador a
encontrar su sitio en el Club, a pesar de sus limitaciones, como su potencial
físico, etc.
El entrenador tiene que ayudarle al nadador a ser perseverante
y a ser responsable.
El entrenador tiene que darle libertad al nadador para
que esté, a veces, se invente su propio entrenamiento.
El entrenador tiene que ayudarle al nadador a ser
apasionado con lo que está aprendiendo y practicando y eso quizás le dure toda
la vida.
El entrenador, por supuesto, tiene que ayudarle al
nadador a ser bueno en sus aprendizajes
y en sus entrenamientos.
El entrenador tiene que tener una buena relación con
todos sus nadadores, e interesarse por
ellos, esto también nos ayuda a nosotros a ser mejores entrenadores.
La importancia de amar tu profesión, para mi es una
de las claves fundamentales para seguir progresando en este deporte.