Yo sí que creo en ti Jaime

Porque te conozco desde niño, cuando llegaste por primera vez a la piscina, con 6 años, de la mano de tu madre, aquel día lluvioso, yo ya intuía lo mucho que nos ibas a regalar, por tu personalidad y tú carácter, ágil, despierto y hábil, tus cualidades más sobresalientes.

Y con que satisfacción, por mi parte, ha sido enseñarte y entrenarte, en todos estos años, casi siempre callado, noble, inteligente, te has ido formando desde la base hasta llegar a donde estas ahora, en lo más alto, también con una afición y grandeza encomiables.

Independientemente de tu gran calidad y talento, siempre te has esforzado trabajando duro, para llegar a ser grande, casi nunca protestabas y no te rendías, aunque fuese un 400 m. estilos, al final de la sesión de entrenamiento.

Siempre estabas dispuesto a sufrir, a pelear con coraje, para mejorar o corregir tus pocos errores, y como no, colmarnos de alegría en las competiciones.

Te has superado muchas veces, desbordando alegría y sencillez al mismo tiempo, otras veces, algo pícaro. Eres un apasionado de la natación, a veces un poco bravo, cómo los buenos competidores, con gran espíritu de lucha y siempre noble con tus rivales.

 Aún recuerdo viva la emoción cuando ganaste tu primera competición, con tan sólo 11 años, tus ojos brillaban, con una sonrisa franca con aplomo y respeto para tus rivales, y cuando le diste la mano al segundo clasificado en aquella carrera memorable de los 100 m. libres, que ganaste por escasas centésimas, eso me enterneció el corazón, al ver tu grandeza como persona.

Ya pasaron unos cuantos años, has crecido y muchas carreras a tus espaldas, cada vez más difíciles y afrontándolas con esa impecable elegancia y confianza, que sólo se consigue a base de trabajo experiencia  y mucha constancia, todo ello para estar en la cumbre.

Y este es mi sincero reconocimiento a ti Jaime, a un gran nadador, un luchador, un valiente, que sigue dándolo todo por éste nuestro deporte, y tengo que decirte que yo sigo creyendo en ti,  disfrutando de tus éxitos y de tu grandeza, aunque ya no estés conmigo.