Yo estoy convencido de que eso es así, porque, con demasiada frecuencia se ven nadadores en las competiciones que no destacan, se pasan durante años entrenando y no son capaces de auparse a un primer puesto, sin embargo, su trabajo es ejemplar y extraordinario, su entrenamiento es tenaz, su entrega es total, no despuntan tal vez por sus condiciones físicas, tal vez, porque coincidieron con otros cuyo potencial es superior, pero ellos siguen ahí, no se desaniman, son los clásicos ejemplos de los clubs, los machacones, los que no se escaquean de ninguna serie, los que no les asusta nada, no suelen faltar a los entrenamientos, suelen estar plenamente integrados con todos sus compañeros, siempre están motivados, luchan siempre contra sí mismos y son muchas veces el motor para que otros entrenen y se entusiasmen por el entrenamiento. Yo desde aquí les reconozco todo esto, su labor, su entrega. Sus éxitos los consiguen diariamente en las sesiones de entrenamiento, en forma de satisfacción personal, por el trabajo realizado. Ese es el mejor éxito, el que se recuerda siempre, lo otro es efímero, este es real, el que verdaderamente tiene valor, por eso siempre digo: tus esfuerzos son tus éxitos.
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