Y esto es lo que nos dice Alberto:
Me levanté pletórico de ánimo y energía, he hecho un
buen entrenamiento durante la mañana, he disfrutado como nunca, sentía que
tenía fuerza, ganas y mi energía fluía por todo mi cuerpo, y esto es el
resultado, sin duda, de todo mi trabajo anterior, de mi disciplina, de mi
constancia y de mi sufrimiento también.
Después acudí a mis clases y derroché entusiasmo con
mis compañeros, me he reído, ayudé a resolver un problema a una compañera y
aprendí lo fácil que es conseguir una sonrisa para sentirse bien.
Marché a mi casa, disfruté de mi familia y de un
buen plato de spaghettis con tomate y huevo, y un flan exquisito que preparó mi
madre, después hablamos de lo fácil que es sentirse bien y ser feliz.
Me voy a mi habitación a preparar mis deberes y
estudiar para el día siguiente.
Y vuelta a la piscina con fuerza y ganas, parecía
que nadie me iba a detener y estaba pletórico, las series las hacía con
facilidad y destreza, mis tiempos bajaban a medida que avanzaba el
entrenamiento.
Y para terminar vino lo mejor del día, el
reconocimiento de mi entrenador por el trabajo realizado:
“Alberto hoy has
estado fantástico, has bordado la excelencia y estoy muy contento de tu
trabajo”.
Entonces mi pecho se ensanchó y me fui a casa con
más energía que nunca y pensando en que hay que empezar el día de forma
positiva.
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